DONALD TRUMP
“Make America Great
Again”. Hacer América grande otra vez, no sólo es un slogan de campaña, también
es lo que engloba el enfoque más profundo del partido republicano de los Estados
Unidos, en primera medida por su ideología conservadora, y en segunda, por lo difícil
que se ha convertido la pugna entre los dos grandes partidos de ese país, a raíz
del continuo avance de las tecnologías, el reclamo de nuevos derechos civiles y
políticos y la participación de nuevas formas de integración en las sociedades.
Donald Trump, no es
el candidato más representativo de la clase política que se identifica con ese
conservadurismo y mantenimiento de un status
quo que se diluyo hace ya varios años; sin embargo, sus intervenciones y
pronunciamientos han vuelto a tocar una herida abierta del país americano: la inmigración,
el racismo y la xenofobia.
Diego Beas es un
experto en política estadounidense, y en su libro “La reinvención de la política”,
habla acerca de la travesía que representó para Barack Obama el paso por la
nominación de su partido y posteriormente la presidencia de Estados Unidos con
ayuda de las tecnologías y con el propósito de hacer una campaña política de
una manera distinta. Sin duda, el ingenio de Obama y su equipo de trabajo para captar la atención, se
vio reflejada desde el inicio mismo de su campaña, utilizó, -asegura Beas- “su posición
en contra de la guerra para construir una candidatura presidencial desde la base”,
de manera distinta, Trump logró captar la atención desde el inicio de su campaña,
intentando lograr apoyo desde la base. Sus controversiales comentarios,
generaban repudio, y a su vez, lograron que todos los medios de comunicación tanto
nacionales como internacionales se enfocaran en él.
INTERNET
No solo los medios
impresos y televisivos, formaron parte del conglomerado que enfocaba sus lentes
en las cada vez más explosivas declaraciones, del posible candidato
presidencial por el partido republicano, la internet, los canales digitales y
las redes sociales también formaron parte del recurso de medios que estaba a disposición
de Trump. Sin darse cuenta, el salto de Trump por la carrera presidencial se dio
gracias al “apoyo” que paradójicamente, los medios de comunicación brindaron al
candidato, mucho antes de lograr la nominación del partido republicano.
Para la primera
campaña presidencial de Obama, el ritual que caracterizaba a los candidatos en
el paso de las oficinas de las directivas de los monopolios de la prensa
estadounidense como The New York Times, The Washington Post, The Wall Street
Journal, entre otros, el candidato demócrata rompió con la tradicional forma de
ganar la prensa, más allá de recibir la venia de los “dueños de la opinión pública”
-para ese entonces-, Obama se enfocó en la alianza entre política e internet. Parece ser que Obama y su nueva forma de
incentivar la participación de la ciudadanía en los asuntos electorales, hayan
afinado el uso de la tecnología, la internet y las redes sociales para que
fuesen aprovechadas por los posteriores competidores y Trump supo utilizarlo de
manera gratuita y asumiendo la posición que muchos estadounidenses no quieren o
pueden asumir en público. Ese es el principal factor que explica de manera
superficial el apoyo que ha logrado el candidato republicano, sus electores, se
conforman principalmente por aquellos de vieja data, tradicionalistas y la
derecha cristiana, que como Karl Rove (asesor de campaña de George W. Bush para
su reelección en el 2004) con una campaña nacionalista “logró sacar a la calle a más de cuatro millones de miembros de esta
tendencia política”.
La internet, hasta
hace menos de una década no había tocado de manera profunda los aspectos democráticos
y de participación política en el electorado. El continuo avance de la tecnología,
los cambios sociales y la constante búsqueda de una comunicación que traspase
las fronteras físicas y virtuales, permitió que su papel en el ámbito electoral
fuera fundamental para lograr el éxito de Obama en las elecciones
presidenciales del 2008.
DEMOCRACIA
“El secreto de la política estadounidense que nadie
quiere revelar es que los intereses económicos suelen decidir las elecciones
con un año de anticipación”, afirma Beas, y para
ningún norteamericano es una duda que quien lleva la ventaja en ese aspecto, es
el candidato republicano. Su carrera empresarial –mal habida o no-, puso en
aprietos por momentos específicos la capacidad económica que tenía la campaña
presidencial de Hillary Clinton, a tal punto que su discurso estuvo acompañado más
por solicitudes de donaciones a sus simpatizantes (situación que solo cambio
hasta mediados del 2016), que a la explicación de sus propuestas como
candidata.
China es uno de los países
que más ha disfrutado el entretenimiento que ha producido la carrera
presidencial de los Estados Unidos por estas fechas, y es que su diversión no
puede ser más que por la forma en como occidente concibe la democracia, un
acuerdo que permite la intervención indirecta de los ciudadanos en la toma de
decisiones. Para los chinos es un error “suponer que cada votante es racional y
razonable”, argumentando que estos, “parecen olvidar los problemas graves.
Hablan de sexo, conversaciones de vestuarios, etc. Los debates se hacen
desagradables y socavan la fuerza de la democracia occidental”. Así han
resultado ser, los tres debates pasados entre los candidatos presidenciales en
la carrera por la ocupación de la casa blanca, debates que solo demuestran la crisis por la que atraviesa la democracia estadounidense.
Hoy, Trump supera en
tan solo un punto en las encuestas a Clinton, demostrando que el pulso político
se comporta, conforme las polémicas se hacen públicas. Clinton a pesar de ser
la candidata de Obama y del “Establishment”
como lo señala Beas, no ha logrado convocar a las mayorías en la zona más
importante de una campaña electoral: la base. Las campañas aún no culminan y la incertidumbre de cualquier pronóstico habrá terminado este próximo 8 de noviembre cuando los norteamericanos, decidan quién habitará la casa blanca.
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