Ir al contenido principal

DEBILIDAD INSTITUCIONAL: ORIGEN DEL CONFLICTO ARMADO COLOMBIANO Y FACTOR DE SU DEGRADACIÓN



Por: Yesid Villanueva, Jorge Tamayo, 
Daniela Galindo, Victoria Diaz, 
Miguel Castillo.

Como primera medida debe tenerse en cuenta que Colombia ha sido un país con tradición bélica, que data desde el inicio de su historia pasando por las guerras independentistas hasta llegar al siglo XIX, donde se desatan una serie de guerras civiles que mostraban una clara relación de complementariedad entre guerra y política, teniendo en cuenta que las guerras eran en aquella época el espacio de discusión por excelencia de las políticas económicas, organización política, los modelos de desarrollo y los derechos y libertades; así como las relaciones iglesia, Estado y partidos que tomaría el país después de ella. La política tomaría su posicionamiento a través de las constituciones por medio de las guerras.
La última guerra civil que se vivió en el país, fue la famosa guerra de los mil días que empieza en 1899 y termina en 1902, protagonizada por los liberales y los conservadores, siendo los grandes perdedores los liberales quienes tuvieron que aceptar el gobierno de los conservadores durante treinta años, tal época se denominaría la hegemonía conservadora, a su vez, la debilidad del momento trajo consigo una perdida de gran magnitud para el pais, la perdida de Panama. Lo cual demuestra en este caso y en los anteriores de las diferentes guerras civiles, que el Estado colombiano se interpreta como un Estado ausente en sus funciones en la medida que era suplantado y fragmentado de igual forma por los actores de la guerra en este caso los partidos, la iglesia, y las hacendados donde estos se convierten en los ejes ordenadores de la sociedad agraria.
Después de ello el pueblo empezó a ser un nuevo actor que aparece en la arena publica, es un bloque popular antagónico al poder, donde los mismos deseaban ser gobernados por políticos que trabajaran en pro del pueblo, es decir atendiendo sus demandas en torno al agro y a la repartición de tierras; es allí donde el pueblo pone sus esperanzas en el nuevo líder de una fracción del partido liberal Jorge Eliecer Gaitán para el cual el pueblo era el protagonista, pero con el asesinato del mismo el 9 de abril de 1948 se marca el segundo hito de la violencia en Colombia, no solo en la historia de la guerra sino en la forma de hacer la guerra, puesto que en la época posterior a esto la política se basaría en el exterminio del otro, pero ahora sería supresión de la política rompiendo con las esperanzas del pueblo. Y dando como resultado el periodo denominado la violencia clásica desde 1948 a 1965.
Este es un periodo caracterizado por el terror concentrado y un periodo de resistencia por parte de las autodefensas campesinas en parte también como resultado del fracaso del primer intento de reforma agraria en 1936 bajo el gobierno de Alfonso López Pumarejo. Donde el Estado deseaba empezar a regular los conflictos atendiendo a ellos por medio de reformas agrarias y tributarias,  a pesar de estos esfuerzos el gobierno nacional se enfrentaba a una situación de guerra clásica caracterizada por  2 situaciones:
1) El terror que empezó a invadir todas las esferas de la vida social.
2) Los partidos y sus solidaridades comunitarias partidistas llegaban primero que el Estado, ya que el pueblo se sentía identificado con los ideales del partido que atendía sus intereses y necesidades y trataban de satisfacer sus peticiones, algo de lo que el Estado hasta el momento no se estaba ocupando.
De allí empiezan a surgir las guerrillas como sustitutas de los movimientos sociales en su tarea de reivindicar derechos frente al estado, se van a ir consolidando como organizaciones heterogeneas que contaban en sus filas con miembros de las guerrillas liberales no desmovilizadas y comunistas que más tarde harán sentir su peso en la organización y planteamientos ideologicos de las guerrillas, como es el caso de las FARC y que tendrían un posterior control del territorio; en ese contexto se empiezan a permear las ideologías del partido comunista y la influencia de la revolución cubana; así que de este modo las guerrillas nacen donde hubo presencia de luchas agrarias, y en parte también como resultado del bipartidismo del frente nacional, ya que este era la militarización de la política y la bandolerizacion de las guerras, reapareciendo con el frente nacional la relación política/guerra, siendo hoy día la guerra una consecuencia de aquel pacto político excluyente, entre otras causas.  
Renán Vega afirma que: “durante el Frente Nacional se establece un pacto bipartidista excluyente y antidemocrático que para mantener a raya la inconformidad popular recurre a la represión, al estado de sitio y a la contrainsurgencia. (Contribución al conflicto armado en Colombia, comisión histórica del conflicto y sus víctimas, febrero (2015) página 27).
De acuerdo con lo anterior y con la clara imposibilidad del Estado para ejercer el monopolio legítimo de la fuerza, empiezan a formarse colonizaciones en determinados territorios del país y los campesinos iniciaron procesos de organización en dichos territorios, lo que fue considerado para la epoca como “Republicas Independientes”, generando una respuesta estatal armada tal como lo fue el caso de la toma a Marquetalia, operación que marca la historia y que la guerrilla Fariana considera como el bautismo de fuego de las FARC.  
Después de ello, el conflicto armado se empieza a trasladar a la periferia por el control del territorio, donde se empieza a dar una colonización de las zonas donde el Estado no podía hacer presencia, como resultado las personas empezaron a reconocer a los grupos armados como única autoridad en ciertos territorios rurales alejados del centro.  
Según Torrijos la situación para el momento era la de: “un Estado, no siempre aglutinado alrededor de la mismas políticas y en muchas ocasiones fracturado entre sus instituciones y entre sus niveles central, regional y local”.(CHCV, febrero 2015, página 45).
Es claro que durante muchos años la ausencia del Estado, fortaleció dinámicas de guerra y de dominio de grupos armados, la baja cobertura no solo en términos de pie de fuerza, sino a nivel social y político provoco que poblaciones enteras reconocieran estos actores como única autoridad en municipios enteros lo que fortalecía la toma del control territorial por parte de los grupos armados al margen de la ley. 

A pesar de la aplicabilidad del Derecho internacional Humanitario a todas las partes en conflicto, en la actual situación que vive el país, los grupos  terroristas colombianos, especialmente la organización de las FARC,  siempre han señalado la violación que del DIH realizan las fuerzas gubernamentales, pasando por alto sus propias violaciones al DIH. Según estos grupos ellos son un actor legítimo del conflicto y deben estar amparados por todos los organismos internacionales que velan por el cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario, considerándose estos no como grupos terroristas sino fuerzas revolucionarias de liberación de los pueblos oprimidos por el Estado cómo se dan a conocer en los ámbitos internacionales.

Estos grupos armados siempre han buscado el lograr un reconocimiento de beligerancia por parte del Estado al que combaten sin reconocer las múltiples violaciones realizadas por miembros de sus grupos al DIH al realizar acciones violentas en contra de la población civil, incluyendo acciones como el reclutamiento forzado de menores de edad, siembra de minas antipersonal, secuestro de civiles en busca de beneficio económico, la utilización de civiles como escudos humanos para evitar la reacción de las fuerzas estatales, desplazamiento forzado de poblaciones campesinas, extorsión a la población civil, entre otros actos delictivos.

Lo anterior no deja por fuera a las fuerzas gubernamentales que en diversos casos han cometido violaciones al DIH, al realizar privaciones de la libertad sin el debido proceso, ejecuciones extrajudiciales, y uso excesivo de la fuerza, desde el 2002 las instituciones armadas de Colombia han venido realizando una serie de capacitaciones en el campo de lo concerniente al DIH, para lograr un mayor grado de legitimidad como fuerza armada reconocida del Estado colombiano y en aras de dar el trato que corresponde según los convenios signados por el país, a todos los combatientes de las fuerzas irregulares al margen de la ley y delincuentes de bandas criminales que han surgido en el panorama nacional Colombiano.

A través del tiempo con el desarrollo del conflicto colombiano, hemos venido asistiendo a una degradación sistemática del mismo, no hace falta señalar códigos de derecho, ni tratados internacionales para ver los horrores que han tenido lugar en nuestro país desde épocas ya lejanas en el tiempo pero que dejaron huella en la memoria de los colombianos, épocas en las que liberales y conservadores se despedazaban literalmente, dejando un legado de terroristas que aducen ideas desde ambos polos del espectro político, se han encargado de reproducir con machetes y motosierras en épocas recientes. Debido al carácter de este espacio hemos de limitarnos a unas palabras frente al conflicto armado colombiano a la luz de obligaciones jurídicas y deberes contraídos por las partes en pugna y que se consagran en tratados internacionales.

Las disposiciones del DIH para el contexto colombiano que presenta un conflicto de carácter no internacional, están contenidas en el protocolo II adicional a los Convenios de Ginebra de 1949 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional del año 1997 el cual entre otros asuntos, se refiere al trato humano, contenido en su título II concerniente al trato humano y que en su artículo 4 señala las garantías fundamentales que deben respetarse en todo conflicto,  como la protección a las personas que no participan en las hostilidades o que han abandonado las mismas, poniendo énfasis en la protección de los niños así como la prohibición expresa de realizar actos como castigos colectivos, actos de terrorismo, toma de rehenes o amenazas de realizar los mismos.
Los actores del conflicto colombiano desde hace décadas han pasado por alto cualquier normativa internacional o principio moral y humanitario, desde el Estado mismo pasando por los grupos paramilitares y las organizaciones terroristas de las FARC y el ELN, quienes en conjunto han violentado el respeto debido a las personas por fuera de las hostilidades y a principios humanitarios propios del ejercicio de la guerra.

La connivencia Estado-paramilitarismo-narcotráfico ha devenido en toda una dinámica de persecuciones, desapariciones forzadas y amenazas que se pasan por alto la prohibición de amenazas, castigos colectivos y tomas de rehenes hecha por el Protocolo que mencionamos arriba en una lucha contra la sociedad narcotráfico-guerrillas, estas últimas responsables también de múltiples violaciones al DIH con sus ataques a poblaciones civiles y asesinatos selectivos, desplazamientos y reclutamiento de menores para el conflicto armado.

Se debe ser realista en el abordaje de tan complicado tema, ya que debido al escalamiento y el nivel de deshumanización que ha adquirido el conflicto en Colombia, sería pretencioso esperar que se lograra el cumplimiento del DIH por parte de los diferentes actores del conflicto armado, debemos tener en cuenta el carácter que ha tomado el mismo y la defensa a todas luces evidente de unos intereses en pugna entre sectores ligados al narcotráfico y que haciendo uso de banderas políticas de izquierda o de derecha van sumiendo al país en un círculo difícil de romper, tenemos a un Estado capturado por intereses privados y en gran parte ilícitos enfrentado a grupos delincuenciales de vieja data que dejan en el medio de la escena a una sociedad desarmada y vulnerable.
Los movimientos sociales sin duda, no han estado apartados del conflicto que ha tenido Colombia durante estos periodos, por lo contrario; han sido los movimientos sociales quieren en la mayoría de sus veces han sido los promotores de múltiples escenarios que se han convertido en temas de discusión para la sociedad y que han recibido respuestas armadas por parte de diversos actores del conflicto. Es gracias a estos escenarios anteriormente elaborados, que hoy en Colombia los movimientos sociales tienen una participación más activa, movimientos principalmente sindicales, de derechos humanos, de comunidades indígenas, de comunidades afrodescendientes, movimientos ecológicos, etc.
Su discurrir histórico no ha sido siempre el mejor ni las respuestas recibidas las más pacíficas, los movimientos principalmente sindicalistas y movimientos sociales que han mostrado alinearse con ideologías políticas, muchas veces de izquierda, han sido objeto de persecuciones, aunque es también un fenómeno que ha afectado tanto movimientos de izquierda como de derecha; el asesinato de sindicalistas es un tema que en Colombia ha generado temores y recelos a la hora de estructurar la participación y formas de proceder en los espacios tanto sociales como políticos, según cifras de la Escuela Nacional Sindical respecto de la persecución, homicidios y hostigamientos a las organizaciones y líderes sindicales, los abusos son numerosos y las cifras lo indican: entre 1986 y 2007 se produjeron 42 allanamientos ilegales a sedes sindicales; 207 atentados, 144 desapariciones forzadas, 1399 desplazamientos forzados, 549 detenciones arbitrarias, 2570 homicidios, 163 secuestros y 43 casos de tortura. Esto muestra claramente que los movimientos sociales, (este caso representado en las organizaciones sindicales) también han sido víctimas del conflicto armado colombiano, desde organizaciones de derecha con marcadas orientaciones a la autodefensa y seguridad privada que generaron la alineación paramilitarismo-narcotráfico, hasta organizaciones de izquierda con marcadas ideologías que evocaban las  practicas guerrilleras (FARC, ELN, EPL, M19, entre otros). Los desaparecimientos no solo suponían el silenciamiento de sus voces, sino un impacto para la sociedad; puesto que hablamos de líderes que llevaban la vocería de distintos sectores sociales, donde con ellos se veían representados un conjunto de problemáticas que serían de atención por parte del Estado.
Más allá de los movimientos sociales que se constituyen y se fortalecen con el pasar de los años, también son de análisis, los movimientos sociales que cumplen funciones determinadas u objetivos específicos, como ejemplo, los movimientos estudiantiles, ecológicos, eclesiales, que si bien pueden llegar a generar fuertes impactos en la opinión pública e incluso en las mismas decisiones gubernamentales, son olvidados con el pasar de los tiempos y solo queda de estos, no más que el efímero recuerdo de sus logros o sus fracasos.
Los movimientos sociales agrícolas, o movimientos campesinos, han sido los más afectados dentro del conflicto armado colombiano, si bien se explicó con anterioridad que su surgimientos se caracterizaba por luchas territoriales y reivindicaciones en las prácticas y formas de producción agrícolas, estos se encuentran en medio de estas  disputas, donde en diversas ocasiones han tenido que sufrir el desplazamiento y abandono de sus tierras, característica fundamental del conflicto armado colombiano, ( característica que funge de manera dual como origen y como consecuencia del mismo generando unos ciclos que generan toda una dinámica que pareciese no tener fin) por lo tanto, esto obliga a que los movimientos campesinos o bien se aparten del conflicto, (sin dejar de ser víctimas) o si bien tomen parte de él, radicalizándose y tomando una posición netamente autodefensiva, donde son esos mismos, quienes protegen y defienden sus propiedades y territorios.
Ahondar el tema de los movimientos sociales, su influencia, sus efectos y su relación con el conflicto es una tarea y un tema que debe tratarse de manera extensa y detallada, puesto que su labor ha sido tanto social como política y sin lugar a dudas, hace que sus propósitos, sus objetivos y logros sean directamente influyentes en la toma de decisiones político administrativas y en la lucha constante por garantizar tanto los derechos humanos como por la aplicación del DIH en las zonas de conflicto.

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿ES LA PAZ ALCANZABLE?

El proceso de negociaciones de paz en Sudáfrica concluyó con la abolición del régimen y duró cinco años hasta 1996. En la fotografía Nelson Mandela y Desond Tutu, actores principales de este proceso.* “O caminamos todos juntos hacia la paz, o nunca la encontraremos” Benjamin Franklin Hablar de paz se vuelve, en ocasiones entrar a un mundo en el que las definiciones y las concepciones se tornan variadas y subjetivas por sí mismas; hablar de paz podría significarnos el desvío del plano en el que se quiere entender, es por ello que paz puede comprenderse como el estado de tranquilidad que puede sentir el ser, puede entenderse como la ausencia de conflictos armados y no armados visto desde una perspectiva global (relaciones entre Estados) o para ser más precisos, desde una perspectiva local (al interior de los Estados). Se habla de paz entonces, con relación a la búsqueda de la terminación de conflictos, estos surgidos desde un contexto interno de los Estados, donde diferen

ANÁLISIS DEL DISCURSO: IVÁN DUQUE MÁRQUEZ

Foto recuperada de: El Tiempo. Por: Yesid Mauricio Villanueva [1] El documento a comentar es el discurso de Iván Duque Márquez, candidato a la presidencia de la Repúiblica de Colombia por el partido Centro Democrático quien después de un proceso de selección interno, queda seleccionado como candidato oficial por su partido, después de medirse a través de encuestas (mecanismo empleado por el partido), con precandidatos como María del Rosario Guerra, Rafael Nieto, Carlos Holmes, entre otros. Duque, participa en una consulta interpartidista con los también candidatos a la presidencia, Alejandro Ordoñez Maldonado por el Grupo Significativo de Ciudadanos (G.S.C) La Patria de Pie; la candidata Marta Lucia Ramírez por el G.S.C Por una Colombia Honesta y Fuerte, y que una vez elegido como candidato oficial a la presidencia de la república por la coalición de centro derecha -como se hicieron llamar-, en su sede de campaña en la ciudad de Bogotá, se dirige a sus simpatizantes, electo