Pareciera que el efecto Trump, ha hecho de las suyas
incluso horas después de conocidos los resultados del proceso electoral vivido
en Estados Unidos el pasado 9 de noviembre, las marchas racistas, cargadas de
odio y en ocasiones de resignación se hicieron presentes.
Así lo han registrado la mayoría de medios nacionales e
internacionales que siguen paso a paso las reacciones del globo frente al
triunfo (sorprendente para unos, inmerecido para otros) del magnate, como nuevo
huésped de la Casa Blanca.
Foto tomada de internet |
Lo cierto es que las reacciones más acaloradas han sido
protagonizadas por los seguidores y electores de Clinton, si bien el triunfo de
Trump obliga a sus seguidores mantenerse seguros y satisfechos con los
resultados, parece ser que quienes más criticaban la xenofobia, el racismo, la
discriminación por alguna ideología política ahora la practican.
Los comentarios cargados de rabia entre norteamericanos, y
los señalamientos hacia los latinos o residentes extranjeros de todo el mundo
quienes votaron por Trump, también han sido objeto de los movimientos sociales
que han despertado las elecciones presidenciales, y el estado de California
(donde ganó mayoritariamente Clinton) ha sido el protagonista.
Paradójico es que nos encontremos frente a un caso de
democracia donde esta vez las mayorías no tuvieron el poder de decisión, y es
que así se configura el sistema electoral norteamericano, un sistema colegiado
que muy pocos logran comprender, en dos oportunidades que me han preguntado
acerca del mismo, he podido compartir el funcionamiento del sistema, sin
embargo, las dudas son mayores y la “lógica” aplicada a los números, no cuadran
y a un caso donde los comentarios sin sentido expresados por Trump produjeron
demasiada controversia como para ser cierto, los demócratas y no tan
demócratas, incluso una facción de los republicanos saltaron del asombro y el
repudio que esto les pudo generar (y con razón), pero parece que todo se
trataba de un show montado para afectar las intenciones del mangante en su
carrera por la presidencia, debido a que una vez conocido el resultado, las
movilizaciones sociales no han reproducido otra cosa más que el irrespeto hacia
quien piensa y opina distinto.
El 2017 será un año de expectativas, en todos los sectores,
la economía, la crisis de Venezuela y el futuro de Maduro, el proceso de paz y
el sonajero presidencial en Colombia la posesión de Trump y el manejo de las
relaciones Internacionales con sus vecinos, Cuba y su relación con Estados Unidos,
entre muchas otras. Claro es que de la especulación no queda sino el pánico,
-como recientemente sucedido con las bolsas de valores y la variación en el
tipo de cambio entre monedas frente al dólar- y prematuro sería pronosticar lo
que viene para cada una de ellas a raíz del ya presidente Trump.
Paciencia y espera, cada día trae su afán y cada presidente
un orden nuevo.
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